lunes, 8 de junio de 2009

Patético

Con este blog me he propuesto defender las instituciones republicanas y el estado de derecho, contra todo intento de alterar el espíritu de los mismos. Pues bien, algunos podrían pensar que una crítica sobre la actividad presidencial apunta en sentido contrario. Pero no. Es absolutamente coherente con los fines que me he propuesto. Porque una cosa es defender la institución presidencial como parte de la distribución del poder que nos fija la Constitución Nacional, y otra muy distinta es defender la gestión de una presidente que ha dado sobradas muestras de incapacidad para ejercer el cargo que ostenta. Los ejemplos que dan sustento a esta afirmación sobreabundan, y no es cuestión aquí de hacer una compilación de un año y medio de barbaridades. Antes de que algún trasnochado me acuse de “golpista” o “destituyente” debo aclarar que la única posibilidad de que la actual mandataria cese en su cargo antes de cumplirse el período para el cual fue elegida, es a través del medio institucional, es decir, el juicio político.
Prefiero creer que la presidente no miente, sino que simplemente se equivoca, y se equivoca muy a menudo, por cierto. El discurso que pronunció en Río Gallegos el pasado 1° de junio quedará en la antología del disparate. Aquello de “ahora, van a ser buenitos…van a parar un poco con los bombitos…” pareció anticipar lo que iba a llegar más tarde (ver esa escena en los primeros minutos haciendo click acá).
Alrededor del minuto 6 del mismo video citado, la presidente aclama, sin que se le mueva un pelo, que han logrado “el crecimiento económico más importante de nuestros 200 años de historia”. ¿Ud.está de acuerdo, señora?
Pero al paroxismo se llega con esta otra parte del discurso, donde la presidente, a causa de esa costumbre de citar datos y cifras sin leerlas, parte además de su incurable arrogancia, da los datos de la recaudación del mes de mayo errando la cantidad (ver este otro video haciendo clic acá, en el minuto 2:30 aproximadamente) y un poco más tarde alguien le alcanza un papel advirtiéndole el error cometido y en lugar de corregirlo, reafirma lo que dijo echándole la culpa a “los que no escucharon bien” (todo un símbolo de su forma de gobernar) blandiendo su dedo índice como si de una espada contra el mal se tratara (ver dicha escena a partir del minuto 6 del último video citado).
Estimado lector, Ud.podrá sacar sus propias conclusiones.

No hay comentarios: