miércoles, 17 de junio de 2009

Sin remedio

Faltan menos de dos semanas para las elecciones legislativas y nos enteramos que han sido devueltos nada menos que un 38,5% de los telegramas enviados para notificar a las futuras autoridades de mesa. Y que a su vez, un tercio de estas notificaciones fallidas lo fueron por motivos tales como “dirección inexistente, insuficiente, o se mudó”. Por suerte, los telegramas rechazados no fueron tantos como los que correspondieron a la elección de 2007, pero de todos modos es preocupante. La misma entidad que tiene a su cargo el escrutinio (Correo Argentino) no parece muy diligente a la hora de intentar que las notificaciones lleguen correctamente a destino. Los rechazos no se pueden evitar, pero sí se pueden tomar ciertas medidas adicionales para lograr el objetivo planteado (seguimiento, avisos de visita, chequeos cruzados con otros datos). No es lógico hablar de “domicilio inexistente” cuando los datos surgen de los padrones electorales o de las guías telefónicas. Ahora se han cursado muchos miles de notificaciones más para conseguir reemplazos. ¿Se repetirá la historia? Esperemos que no. Y que todo esto no termine en una inútil polémica entre las autoridades del Correo y la Junta Electoral. Por otra parte, hay muchos testimonios sobre rechazo de voluntarios por motivos incomprensibles. Si se convoca a la población a colaborar, lo menos que se puede hacer es aceptarla a menos que intervengan poderosas razones que impidan que esa persona pueda desarrollar normalmente su tarea.
Como si todo esto fuera poco, ahora apareció también el temor a la gripe porcina. Y no habrá pocos que rechacen la convocatoria argumentando que el hecho de permanecer tantas horas en un lugar poco ventilado y con tanta gente les incrementará notablemente el riesgo de contagio. Parece muy atendible teniendo en cuenta que muchos aducen no poder concurrir porque “tienen un asado” o “un cumpleaños” sin que se les mueva un pelo de culpa...
Es una vieja costumbre argentina esto de esperar que las cosas caigan del cielo. Ni la democracia ni su conservación nos llegarán por esa vía. Se necesita una cuota de esfuerzo individual en beneficio de todos. Reflexionemos y cumplamos con nuestras obligaciones cívicas.

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