domingo, 12 de julio de 2009

Lo que faltaba: el “voto garrafa”

El clientelismo político es algo ancestral y folclórico en Argentina. Ya me he ocupado del tema en alguna entrada anterior. Pero el ingenio de algunos siempre está listo para superar todas las previsiones. Ahora llegó una adaptación posmoderna de las zapatillas del caudillo catamarqueño Vicente Saadi: la garrafa electoral. Esto sucedió en Rosario. ¿Cómo era el sistema? Muy simple. A través de unidades básicas u otros medios de entrega, la gente recibía unos bonos con la inscripción “Carlos Reutemann – Roxana Latorre. Senadores nacionales. Santa Fe Federal. Lista 501”. Los bonos estaban celosamente numerados y tenían espacios para completar con los datos personales de los eventuales “beneficiarios”, y eran canjeables hasta el 11 de julio por la carga de una garrafa de gas de 10 kilos, siempre y cuando se den ocho pesos en efectivo para completar, porque tampoco es cuestión de dar todo gratis en tiempos de crisis, ¿no le parece?
Testimonios de gente que recibió el bono han dado a entender que el beneficio tenía lugar solamente en caso de que los candidatos mencionados en el bono resultaran electos.
Lo insólto de este caso es que sucedió en un contexto de gobierno opositor, como es la ciudad de Rosario. No quiero imaginarme cómo es la cosa en ciertos lugares del interior de la misma provincia, donde los controles son mínimos, si es que hay alguno.
Veremos qué sorpresas nos traen las próximas elecciones.

martes, 30 de junio de 2009

Prueba superada

Y pasaron las elecciones. Por fortuna, y gracias al esfuerzo personal de mucha gente, podemos decir que los comicios han sido un éxito. Más allá de los resultados, y de pequeñas irregularidades que ya son parte del folklore (demoras en apertura de las mesas por falta de autoridades, falta de boletas, algún desubicado), no hubo nada importante que lamentar desde el punto de vista estrictamente técnico. En otro orden de cosas, sí debemos lamentar el fallecimiento de varias personas de edad avanzada mientras esperaban su turno para votar. Si bien un ciudadano que ha cumplido 70 años no tiene obligación legal de sufragar, muchos concurren con el mismo entusiasmo de las personas más jóvenes a cumplir con su deber cívico. Lamentablemente, la insólita decisión del gobierno nacional de adelantar la fecha de los comicios pudo haber tenido que ver en el tema, ya que no es lo mismo ir a votar en primavera que en invierno, y menos en medio de una epidemia de gripe particularmente virulenta.
Como última reflexión, cabe destacar que se ha registrado el mayor porcentaje de ausentismo desde el retorno de la democracia en 1983. Solamente concurrió a votar el 71,5% del padrón, y en esto pudo haber influido la gripe antes mencionada, dado que muchos establecimientos no tienen espacio adecuado para evitar riesgosas aglomeraciones ni tampoco la gente toma todas las medidas de precaución necesarias en estos casos, lo que pudo haber ahuyentado a muchos votantes. Como contrapartida, se redujo el porcentaje de votos en blanco, registrándose sólo el 3,1% del total.

viernes, 19 de junio de 2009

¿Y esto?

Cuando aún están frescas las noticias (las pocas que se filtran) sobre la revuelta popular en Irán a causa de los sospechosos resultados de los últimos comicios presidenciales, el clima electoral en Argentina empieza a ponerse un poco espeso. Siempre habrá dudas, sobre todo cuando el gobierno plantea esto como “la madre de todas las batallas” contra un enemigo que parece ser su propio pueblo. Pues bien, ahora nos enteramos que el recuento de votos se trasladará desde el tradicional Palacio de Correos hacia un viejo y precario edificio situado en el barrio de Barracas, cuyas instalaciones distan de ser las ideales para llevar a cabo semejante tarea. De hecho, los fiscales de los partidos políticos no contarán con acceso a Internet, no tendrán tampoco impresoras donde registrar datos que les resulten llamativos, y habrá muy pocas computadoras a su disposición para efectuar el seguimiento del conteo.
Parece mentira que en la época del voto electrónico y de los sistemas más avanzados para evitar aglomeraciones y dificultades en la emisión del voto, se recurra a esta regresión.
La entrada de los votos al sistema no estará a la vista de los fiscales. Al menos a la vista directa, porque la Dirección Nacional Electoral prometió instalar cámaras web para registrar en tiempo real lo que allí suceda. Aunque se logre este objetivo, se sabe que una de estas cámaras no tiene la capacidad suficiente para mostrar todo lo que debería, teniendo en cuenta la amplitud del salón donde esta tarea será llevada a cabo.
Teniendo en cuenta que en este lugar serán computados los votos de la Capital Federal y el Gran Buenos Aires, donde juntos suman casi la cuarta parte del electorado nacional, el tema adquiere especial importancia. Sobre todo si consideramos que serán agregadas 3.600 nuevas mesas a causa de la reducción del máximo de electores por cada una.
¿Alcanzarán los voluntarios para fiscalizar todo esto? Me permito ponerlo en duda. Y ni siquiera me atrevo a asegurar que alcancen los establecimientos destinados al acto electoral. Pero lo peor que se puede hacer es considerar que habrá fraude y por consiguiente votar en blanco o anular el voto, o no concurrir. Es la peor solución posible.
Solamente cumpliendo con el deber civico de ir a votar y controlando de cerca cualquier posible desvío será como vamos a crecer democráticamente.

miércoles, 17 de junio de 2009

Sin remedio

Faltan menos de dos semanas para las elecciones legislativas y nos enteramos que han sido devueltos nada menos que un 38,5% de los telegramas enviados para notificar a las futuras autoridades de mesa. Y que a su vez, un tercio de estas notificaciones fallidas lo fueron por motivos tales como “dirección inexistente, insuficiente, o se mudó”. Por suerte, los telegramas rechazados no fueron tantos como los que correspondieron a la elección de 2007, pero de todos modos es preocupante. La misma entidad que tiene a su cargo el escrutinio (Correo Argentino) no parece muy diligente a la hora de intentar que las notificaciones lleguen correctamente a destino. Los rechazos no se pueden evitar, pero sí se pueden tomar ciertas medidas adicionales para lograr el objetivo planteado (seguimiento, avisos de visita, chequeos cruzados con otros datos). No es lógico hablar de “domicilio inexistente” cuando los datos surgen de los padrones electorales o de las guías telefónicas. Ahora se han cursado muchos miles de notificaciones más para conseguir reemplazos. ¿Se repetirá la historia? Esperemos que no. Y que todo esto no termine en una inútil polémica entre las autoridades del Correo y la Junta Electoral. Por otra parte, hay muchos testimonios sobre rechazo de voluntarios por motivos incomprensibles. Si se convoca a la población a colaborar, lo menos que se puede hacer es aceptarla a menos que intervengan poderosas razones que impidan que esa persona pueda desarrollar normalmente su tarea.
Como si todo esto fuera poco, ahora apareció también el temor a la gripe porcina. Y no habrá pocos que rechacen la convocatoria argumentando que el hecho de permanecer tantas horas en un lugar poco ventilado y con tanta gente les incrementará notablemente el riesgo de contagio. Parece muy atendible teniendo en cuenta que muchos aducen no poder concurrir porque “tienen un asado” o “un cumpleaños” sin que se les mueva un pelo de culpa...
Es una vieja costumbre argentina esto de esperar que las cosas caigan del cielo. Ni la democracia ni su conservación nos llegarán por esa vía. Se necesita una cuota de esfuerzo individual en beneficio de todos. Reflexionemos y cumplamos con nuestras obligaciones cívicas.

lunes, 8 de junio de 2009

Patético

Con este blog me he propuesto defender las instituciones republicanas y el estado de derecho, contra todo intento de alterar el espíritu de los mismos. Pues bien, algunos podrían pensar que una crítica sobre la actividad presidencial apunta en sentido contrario. Pero no. Es absolutamente coherente con los fines que me he propuesto. Porque una cosa es defender la institución presidencial como parte de la distribución del poder que nos fija la Constitución Nacional, y otra muy distinta es defender la gestión de una presidente que ha dado sobradas muestras de incapacidad para ejercer el cargo que ostenta. Los ejemplos que dan sustento a esta afirmación sobreabundan, y no es cuestión aquí de hacer una compilación de un año y medio de barbaridades. Antes de que algún trasnochado me acuse de “golpista” o “destituyente” debo aclarar que la única posibilidad de que la actual mandataria cese en su cargo antes de cumplirse el período para el cual fue elegida, es a través del medio institucional, es decir, el juicio político.
Prefiero creer que la presidente no miente, sino que simplemente se equivoca, y se equivoca muy a menudo, por cierto. El discurso que pronunció en Río Gallegos el pasado 1° de junio quedará en la antología del disparate. Aquello de “ahora, van a ser buenitos…van a parar un poco con los bombitos…” pareció anticipar lo que iba a llegar más tarde (ver esa escena en los primeros minutos haciendo click acá).
Alrededor del minuto 6 del mismo video citado, la presidente aclama, sin que se le mueva un pelo, que han logrado “el crecimiento económico más importante de nuestros 200 años de historia”. ¿Ud.está de acuerdo, señora?
Pero al paroxismo se llega con esta otra parte del discurso, donde la presidente, a causa de esa costumbre de citar datos y cifras sin leerlas, parte además de su incurable arrogancia, da los datos de la recaudación del mes de mayo errando la cantidad (ver este otro video haciendo clic acá, en el minuto 2:30 aproximadamente) y un poco más tarde alguien le alcanza un papel advirtiéndole el error cometido y en lugar de corregirlo, reafirma lo que dijo echándole la culpa a “los que no escucharon bien” (todo un símbolo de su forma de gobernar) blandiendo su dedo índice como si de una espada contra el mal se tratara (ver dicha escena a partir del minuto 6 del último video citado).
Estimado lector, Ud.podrá sacar sus propias conclusiones.