viernes, 10 de abril de 2009

Lo que faltaba: "Candidaturas testimoniales"

Parece que el gobierno nacional está embarcado en una estrategia inédita en el país (y habría que hurgar muchísimo para encontrar algo similar en el resto del mundo): el armado de listas encabezadas por candidatos que no asumirían su cargo, pero que apoyan el "proyecto" oficial. Además de constituir una auténtica burla a la voluntad ciudadana, ni siquiera podemos determinar con claridad cuál es ese "proyecto" que dicen, sería indispensable defender. En mi opinión, y ahora más que nunca, lo único que hay que defender (y para eso está el sufragio) es una forma ética de hacer política. Y además, combatir esa costumbre de votar en favor de personas determinadas y no de partidos o de ideas, cuando esas personas forman efectivamente parte de uno de esos partidos. La democracia auténtica no se construye con "iluminados" cuya personalidad está más allá de cualquier sistema o ideología. Se construye con ideas, con propuestas, con proyectos concretos enarbolados por estructuras colectivas que son los partidos políticos, elevados por el art.38 de la Constitución Federal al rango de instituciones fundamentales del sistema democrático. ¿Cómo se pudo llegar a semejante aberración? No me dan las encuestas...entonces echo mano a cualquier artilugio para que me den. Un buen mascarón de proa vale más que mil ideas. Los "nombres" de la política argentina. A partir de la aparición del peronismo, que vino a incorporar el culto a la personalidad, ya no hay más partidos, movimientos ni frentes, que pasaron a ser nombres huecos para adornar boletas electorales. Hay duhaldismo, menemismo, alfonsinismo, kirchnerismo y vaya uno a saber qué está por venir. A cargo del Poder Ejecutivo está una ciudadana que no ganó ninguna elección interna, que no debatió ideas con ningún otro candidato y que por toda propuesta de gobierno tenía dos o tres "eslogans" tan vacíos como "el cambio recién empieza" o "sabemos cómo hacerlo". Claro, para algunos votantes parece ser más útil al país el lucir carteras o zapatos carísimos que demostrar idoneidad para conducir el destino de una nación.
Muchos esperamos que estas "candidaturas testimoniales" sean solamente un delirio de alguien que no se resigna a ceder un centímetro de poder. De lo contrario, nuestra democracia saldrá gravemente dañada. Y es nuestra responsabilidad reflexionar, discutir y tomar decisiones correctas para enderezar el rumbo.

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